Mi teléfono suena, es Flor. —Seco mis lágrimas antes de contestar, tomo aire un par de veces, e intento sonar menos abrumada.
—¡Hola!
—Señorita, la llamo porque aún no ha llegado a casa y creí que podría ir con usted a despedirme del señor Damián, pero viendo la hora, parece que no vendrá.
—Sí, no alcanzaré a pasar por la casa, me iré directamente al aeropuerto, pero dile a Fabio que te lleve y nos encontramos allá.
—Está bien, allá nos vemos.
Luego de colgar, apurada, detengo un taxi, que me lleva tan pronto como puede a través de las calles de New York, que por suerte eran transitables y pude llegar justo a tiempo, antes de que mi hermano subiera a la sala de abordaje.
Al llegar, llamé a Flor, quien por suerte ya estaba con Damián, mini Chloe, y Rosa, que también los despedía, y me dio las indicaciones para ir directamente a su encuentro.
Al verlo junto a mi hermosa sobrina, quise sacar de mi bolso la hoja que me había entregado Jeremy, y darle la