El bosque estaba en completo silencio, como si el mundo mismo hubiera detenido su respiración. Alrededor de nosotros, los árboles antiguos se alzaban como gigantes dormidos, observándonos desde las sombras. Era como si el lugar hubiera sido olvidado por el tiempo, una cápsula de secretos enterrada bajo siglos de hojas y raíces entrelazadas. En esa cabaña, rodeados de oscuridad y madera crujiente, todo parecía posible.
Ronan y yo habíamos llegado aquí, a este rincón olvidado del bosque, buscando respuestas. Mi mente seguía dando vueltas a las palabras de Kael, a su mirada cargada de odio y celos. Él había jurado romper la conexión entre Ronan y yo, y ahora, con cada paso que daba, me acercaba más a entender la magnitud de lo que estaba sucediendo.