Un Alfa que no se puede convertir en humano permaneciendo como un lobo muy temido. Gil, la chica de pelo blanco y ojos grises rechazada por los humanos perseguida por los lobos, es su mitad odiada y poseída por una hija de la Luna. Un mundo de fantasía, luchas, amor, seres sobrenaturales, misterio, y mucho más. Dos almas solitarias que se encuentren destinadas a ser una ¿Podrán vencer todo lo que les espera y al fin estar juntos? ¿Logrará el alfa proteger a su Luna los enormes peligros que la asechan y vencer la maldición el Alfa que no lo deja convertirse en humano y algo más? Una trama llena de enredos de misterios y secretos que se esconden por fuerzas de seres superiores ambiciosos y de bajas pasiones. Una historia llena de fantasía y amor.
Leer másCorre sin mirar atrás, las ramas de los árboles destrozan su ropa, su piel se llena de heridas. Pero su mente le dice, que no debe parar. Tiene que escapar, no puede dejar que la vuelvan a atrapar. Sigue corriendo por medio del bosque, sus pies descalzos le duelen, sangran de tantas heridas, sin embargo, no se detiene, algo en su interior la impulsa a hacerlo y no detenerse.
¡Tiene que escapar, su vida depende de ello! Después de correr por en medio de la espesa vegetación. Llega a un claro donde hay un gran río, se lanza al agua sin pensarlo dos veces, es la única escapatoria. No sabe nadar, se agarra fuertemente de un tronco que aparece de la nada. Puede escuchar a lo lejos, las voces de quienes la persiguen, se impulsa con sus pies, la corriente la arrastra a gran velocidad, ha estado a punto de soltar el tronco varias veces. Traga agua en repetidas ocasiones, siente que no va poder resistir pero una voz en su cabeza la i***a a no detenerse a resistir. Su cuerpo está congelado y comienza a entumecerse cuando una extraña corriente recorre su piel llenándola por momentos de calor. La corriente es violenta y la lleva lejos de sus perseguidores a los cuales de una manera puede escuchar a la perfección a pesar de que los ha dejado muy atrás. Luego de una brusca caída por una enorme cascada, al salir a la superficie de nuevo, siente cómo se detiene, todo está muy oscuro. Como puede logra patalear para dirigir el enorme madero que la ha mantenido flotando hasta ver como se acerca a la orilla. Sale, está lloviendo torrencialmente, no se distingue ni siquiera sus manos. Todo su cuerpo no lo siente, está entumecido por el frío, trata son todas sus fuerzas de ponerse de pie, pero sus piernas entumecidas y doloridas no la sostienen. Se cae de nuevo después de hacer varios intentos ante la insistencia de la voz en su cabeza que le dice que no pueden detenerse, tienen que esconderse en el bosque. Sin embargo, el frío es tanto, que ya la corriente que la recorrió varias veces llenándola de calor no ha vuelto, por lo que se deja caer y se hace un ovillo en el suelo llorando desconsoladamente. Está muy asustada, cree que va a morir congelada, la lluvia ligada con nieve no cesa, y ella está sin fuerzas para continuar. Tampoco sabe hacía dónde debe ir, la oscura noche lo rodea todo, solo el ruido de la cascada al caer y el viento al soplar llegan ahora a sus nublados sentidos. Está por quedarse dormida cuando comienza a percibir unos pasos que le parecen de lobo que se acercan veloces, trata de ponerse de pie, de moverse. ¡Tenemos que escapar, tenemos que escapar! Escucha la insistencia de la voz en su cabeza, pero vuelve a caer en el piso sin fuerzas y recobra su forma enroscada abrazada de sus rodillas en espera de ver lo que pasará. Escucha con su ahora afinado oído como se acerca corriendo a gran velocidad, se concentra, es solo uno. Vuelve a intentar levantarse para hacerle frente sin lograrlo. Unos pasos se detienen junto a ella, levanta la cabeza aterrada. Cuatro enormes peludas patas negras están a su lado. Alza su mirada, no puede creer lo que ven sus ojos. Un enorme lobo jadeante con su roja lengua fuera babeando, los enormes colmillos listos para enterrarse en ella, la mira detenidamente con sus ojos rojos fulgurantes como si la inspeccionaran. Gil al verlo tiembla de terror, piensa que va a morir y se encoge más sobre sí misma pensando en sus queridos padres una última vez, lista para sentir el peor de los dolores. No obstante se asombra, cuando el lobo, lejos de atacar, le pasa la lengua por el rostro limpiando las lágrimas y sin más se echa a su lado, la envuelve con su cola, despidiendo un increíble calor. No se mueve, el terror que la embarga no deja que lo haga. Pero el calor del lobo, hace que vaya recobrando su propio calor. Al ver que él sigue allí tranquilo, sin hacer nada, solo calentándola, se mete entre sus patas, y lo abraza emocionada y feliz. No sabe por qué el lobo hace eso, ni quién puede ser, pero está muy claro que no la atacará y la defenderá de los que las persiguen. Su cuerpo se impregna de su calor tan reconfortante. Hunde su cabeza en el pecho del lobo, que ronronea feliz. Le parece conocido y haber estado entre sus patas antes, pero eso es imposible piensa, no puede ser, y con este pensamiento envuelta en el calor que emite el gigante lobo negro, se duerme. La claridad y el frío hace que abra los ojos. Sigue desnuda, en medio de la nada, rodeada de nieve y vegetación. Todo a su alrededor se ha vestido de blanco, parece que nevó muy fuerte en la noche, si no llega a ser por el lobo de seguro estuviera congelada, ¿dónde está? ¿Sería cierto o no? Observa a su alrededor, y no ve ninguna señal de que haya estado un lobo allí, no existe una sola huella. Durmió al lado de un montículo de tierra que impidió que el aire, la lluvia y la nieve la dañaran más. Se convence a sí misma, que soñó al lobo. Unos ruidos en el bosque, hacen que dirija su mirada allá asustada. Y lo ve, el gran lobo negro de ojos rojos la mira desde la distancia. ¡Es enorme! Por un momento se quedan mirándose fijamente a los ojos. Piensa que es uno de sus perseguidores, pero el modo en que él le mueve la cola le dice que no. No sabe por qué, se para con mucha dificultad, le hace caso a la voz en su cabeza que le dice que confíe en él. Se pone con gran dificultad de pie y tambaleante va a su encuentro. El lobo la ve y la espera, cada vez que ella se acerca, él se aleja un poco más. Por fin, ella comprende que él quiere que lo siga hacía el interior del espeso bosque. Lo hace quejándose, sus pies le duelen terriblemente. Todo su cuerpo está lleno de heridas. El frío es una tortura como si fueran puñales clavándose en su piel. Llora en silencio en lo que avanza con gran trabajo detrás de ese enorme lobo que no sabe si se la va a comer, o la va a ayudar. No sabe cuánto camina, adentrándose en el bosque hasta ir a dar con una cabaña, el lobo se pierde por la puerta. ¡No puede creer, que haya una cabaña en medio de la nada! Su sola visión la llena de fuerzas y termina de andar el tramo que le resta para llegar a ella. Entra y el calor de la chimenea que está prendida en la misma la recibe. Mira a su alrededor buscando a alguien, pero no ve a nadie. Avanza decidida hasta estar delante del fuego. Unas mantas en frente de la chimenea, atraen su atención. Las toma y se envuelve en ellas. Se acuesta junto al calor reconfortante, no tiene fuerzas, cierra los ojos que ya han dejado de derramar lágrimas sintiéndose la chica más desgraciada del universo y sigue preguntándose.¿Por qué le están pasando estas extrañas cosas? ¿Quiénes son esas personas que la raptaron de la escuela? ¿Dónde estarán sus padres? ¿Por qué este lobo le parece conocido? ¿Será el mismo que la visita en el bosque? No puede ser, sintió como viajaron kilómetros y kilómetros en el maletero del auto después que se despertó de lo que le pusieron en la nariz que la durmió. ¿Para qué alguien querría apoderarse de ella? Es solo la hija de unos pobres trabajadores de una dulcería, que de seguro deben estar muy desesperados al ver que ella no regresó del colegio. Y esa rara chica, ¿por qué se dejó engañar así tan fácil de ella? ¿Qué es lo que querrá? ¿Por qué la secuestró? Están en medio de un bosque, en un lugar muy lejos de la ciudad donde ella vive. Jamás había escuchado hablar de un lugar como este con animales salvajes. Porque esos que la perseguían eran muy extraños, unas veces estaban en cuatro patas y otras en dos llenos de pelos y enormes colmillos. ¿Qué tipo de bestias sobrenaturales existen en este lugar al que la han traído? ¿Por qué ese viejo decía que tenían que sacrificarla? ¿Y esa extraña voz en su cabeza que le indicaba todo lo que debía de hacer que sería? ¿Y por qué de pronto podía oír y ver todo en la oscuridad? También su olfato era muy preciso, y ese lobo, ¿será su lobo? Sigue haciéndose preguntas, mientras se queda profundamente dormida, rodeada del agradable calor del fuego que crepita en la chimenea, sin percatarse que dos ojos rojos han estado pendiente de ella todo el tiempo desde el otro lado de la puerta.Al fin el ansiado día llega, todo es alegría y felicidad en la manada que se encuentra engalanada y llena por los invitados.La ceremonia se lleva a cabo en un claro rodeado de majestuosos árboles centenarios. La luz del sol se filtra entre las hojas, creando destellos dorados que iluminan el lugar. Los invitados, tanto lobos como arcontes, se reúnen en silencio, llenos de anticipación por presenciar esta unión mágica.A medida que la música comienza a sonar, los lobos, con sus pelajes brillantes, se acercan al claro desde todos los rincones del bosque. Sus ojos brillan con una intensidad cautivadora, reflejando la sabiduría ancestral que poseen.Los arcontes, con sus túnicas flotantes y coronas de flores, se unen a la danza de los lobos. Sus movimientos gráciles y elegantes se entrelazan con la fuerza y la agilidad de los lobos, creando una coreografía única que representa la unión entre ambos mundos.Mientras tanto, los dioses observan desde lo alto, bendiciendo esta unión sagrada.
El tiempo ha pasado y la manada de Los Arcanos Mayores ha aprendido a vivir sin Geisi. Aren y Oto han encontrado estabilidad en su relación con Gil, quien los ama a ambos de manera inquebrantable. Aunque Aren todavía siente la presencia de Geisi en su corazón, ha aprendido a respetar su decisión de no regresar y no interfiere en su vida. Geisi, por su parte, ha seguido adelante con su vida como doctora en el hospital. Se ha enamorado de la vida humana y disfruta de su trabajo ayudando a los demás. Aunque a veces siente nostalgia por su antigua vida en la manada, ha encontrado un nuevo propósito y felicidad en el mundo humano.Aren, Oto y Gil han construido una relación sólida y llena de amor. Han aprendido a compartir y apoyarse mutuamente, superando cualquier obstáculo que se les presente. Juntos, han formado una familia única y especial.Aunque la ausencia de Geisi siempre está presente en sus vidas, han aprendido a aceptarla y seguir adelante. La manada de Los Arcanos Mayores cont
Mientras los jóvenes están en la universidad. En la manada Los Arcanos Mayores comienzan a suceder cosas muy extrañas. El Aronte Mayor Aren había vuelto a todos hombres lobos arcontes. De a poco muchos integrantes, comienzan a sufrir malformaciones cuando se convierten ya sea en arcones o en hombres lobos.—¿Qué les sucede maestro? —pregunta el Alfa Aoron padre del Arconten Mayor Aren, que se quedó junto a su hermano Zoran el padre de las mellizas arcontes, al frente de la manada en lo que ellos estudiaban en la universidad.—No lo sé Aoron, es la primera vez que veo una cosa como estas. ¿Ya probaron a convertirlos ustedes como hizo Aren en arcontes?—Sí, pero nada da resultado, no sabemos qué hacer.—Vamos a reunirnos con el consejo de ancianos, alguna solución tenemos que encontrar a este fenómeno—Tienes razón, Zoran. Debemos convocar a los ancianos de la manada y buscar una solución a este fenómeno —responde Aoron, preocupado por la situación.Ambos Alfas se dirigen a la sala de
La furia del alfa Oto es inmensa, no puede entender porque no le ganan al otro equipo cuando evidentemente ellos son superiores en habilidades. Todo es culpa del capitán del equipo piensa que no sabe dirigir bien. El Arconte Mayor al ver la furia del hombre lobo, le dice por el link a su hermano y beta Enril."Enril haz algo —le dice Aren por el link— tienes que hacer que se cooperen""Está bien —le hace señal al entrenador, que pide un tiempo."— ¿Qué es Enril?—Entrenador, con su permiso, creo que debe dejar que mi hermano Oto dirija, le aseguro que si lo hace, no se va a arrepentir. Él era el jefe del equipo donde nosotros estudiamos y nunca perdimos un juego. Nos damos cuenta que nosotros somos mejores, pero perdón Roger, tú como capitán tienes mucho que aprender.—Lo sé —admite Roger— si crees que Oto lo va a hacer mejor estoy dispuesto a ceder mi puesto. Yo lo que quiero es ganar.—De acuerdo Oto, el equipo es tuyo. Al momento el alfa Oto se pone a reorganizar el equipo, ante l
El Arconte Mayor Aren, mira a Oto, y a Enril sin dejar de prepararse para iniciar el día. Enril suspira y se acerca a Oto para calmarlo. Le pasa una mano por los hombros al tiempo que le dice.—Oto, tenemos que complacer a nuestras mitades. Además, estamos aquí porque necesitamos aprender las leyes y costumbres humanas para proteger a nuestra manada y a los demás seres sobrenaturales. ¿Qué les molesta hacer lo que sus mitades quieren? Oto gruñe en respuesta a eso que le dice Enril, aún frustrado por la situación. Él es un lobo piensa, ¡un lobo!—Es tu culpa, Enril. Si no hubieras enamorado a Leía de esa manera, ellas no se hubieran enterado de nada —lo ataca Oto—. Podríamos haberlo hecho como lobos.—Sí —lo apoya Aren —todo es tu culpa Enril por enamorar a tu mitad como los humanos —dice frustrado. Enril levanta las manos en son de paz, está claro que su estrategia de reconciliación no va a funcionar hoy con ellos, así que levanta los hombros y dice defendiéndose.—No es mi culp
Los días pasaban para los chicos en la universidad. Todos se habían integrado lo mejor que podían al mundo de los humanos. Los chicos participaban en los deportes del campus, una forma de mantener tranquilos a sus lobos internos. Las jóvenes tampoco se quedaban atrás, sobre todo las gemelas Gil y Geisi, pues Leía y Enril extrañaban la manada y ansiaban volver.—Aren, levántate, hoy tenemos el examen y no podemos faltar —le recordó Geisi al Arconte Mayor que permanecía aún en la cama.—¿Para qué tenemos que dar ese examen si nos lo sabemos todo? Ven mi Luna, acuéstate a mi lado, mejor hacemos el otro examen —dijo con picardía.—Aren, te dije que no lo vamos a hacer hasta que no nos casemos —le recordó Geisi que se había adaptado muy bien a la leyes y costumbres de los humanos.—Mi Luna…—Deja de decirme así, no eres Alfa de ninguna manada, ni yo tu Luna.—Somos novios, al fin me dijiste que sí ayer.—¿Cuándo te dije que si? Qué durmiéramos juntos no quiere decir nada. Estabas ebrio, no
Último capítulo