Capítulo 95: Su egoísta deseo.
La tarde caía una vez más, sin embargo, al igual que días anteriores, no se sentía igual que siempre, mirándose en el espero, Laurent se sentía más liviano, como si se hubiese sacado un enorme peso de encima, había llorado en los brazos de Victoria, como si fuese un niño pequeño aferrado a su madre, las cosas habían cambiado entre ellos desde entonces, Victoria parecía un poco más animada y se esforzaba por complacerlo, había comenzado a poder moverse un poco más, salían constantemente a los jardines y paseaban por el pueblo como si en realidad fuesen marido y mujer, eran muchas más sus sonrisas que sus silencios, aun cuando no habían tenido aun intimidad, por el momento, lo aceptaba, Victoria y él se volvían más cercanos, y, de nuevo, sentía una punzada de culpa atravesando su pecho, aun así, no deseaba dejarla marcharse y seguía dándole aquel vaso de jugo de naranja con aquel componente que la mantenía amnésica, era el peor de los hombres, pero, después de aquella muestra de inmerec