Una llamada entraba en un viejo celular abandonado en un cajón, y Laurent Visconti sonrió al saber que solo existía una persona que tenía aquel viejo número. Durante años, había guardado con recelo aquel número telefónico tan solo por ella, añorando aquella llamada que ahora mismo estaba sonando…su dulce Victoria. Tomándolo con premura, Laurent se apresuró a responder.
— ¿Hola? Este número es privado, ¿Cómo lo has obtenido? — cuestionaba Laurent sabiendo bien de quien se trataba, pero necesitando cerciorarse.
Nerviosa desde el otro lado de la línea, Victoria se apresuró a responder también.
— Hola Laurent, soy Victoria, sé que han pasado demasiados años y realmente nunca me di el tiempo de llamarte, pero he encontrado tu número…yo, lo siento si te he molestado. — respondió la hermosa rubia con rapidez temiendo que le colgara la llamada y no volviese a responder.
Laurent sintió como aquella voz angelical le sanaba el alma, y sonriendo, le respondió.
— Es verdad, me alegra mucho que me