— Maldita sea ¿Cómo es posible?, ¿De qué manera Lorenzo se pudo involucrar con ellos? Son herméticos, un círculo selecto, por supuesto que se quiénes son los pecados capitales, tuve el placer de conocer a Adam Slorach en persona antes de su trágica muerte, también conocí a Caín, ¿Quién es este Mason? No puede ser que no haya manera de tenerlo en mi palma. — dijo con enojo Luciano.

— Mason, es el hijo menor del honorable Adam, debió saber ese escándalo de hace casi diez años, es el menor de los dos hijos que tuvo con esa pianista francesa, y créame, le ofrecí todo lo que podía ofrecerle, aun así, se negó rotundamente a siquiera hablar con usted, su fidelidad es con Lorenzo, me dejo eso muy en claro, apenas y si logre salir con vida de allí. — dijo el informante más nervioso aun al recordar aquellos fríos ojos verdes.

— Tonterías, todo el mundo tiene un precio, ese Mason no será la excepción a esa regla. — respondió Luciano con enojo.

Lorenzo, aquel hijo que se desterró a sí mismo y enl