Capítulo 103: El amor que no muere.
— Oigan, será mejor que guarden silencio los dos, mamá y papá aún están durmiendo, los he visto bajar, ya que estamos los tres aquí, denme mis regalos también. — dijo la bella Eleonora que ahora era una hermosa jovencita de 10 años, Victoria, la había acogido como una hija más y no hacía diferencia entre ninguno de sus cuatro hijos, nunca más volvió a saber se su madre; Ginevra había simplemente desaparecido, como si se hubiese desvanecido en la nada y tampoco jamás hizo el esfuerzo de buscarla, aunque aquello dolía, estaba feliz de vivir en aquella hermosa familia que sería la suya para siempre…aun cuando ya sabía que Lorenzo no era su verdadero padre, si no, su tío.
Sin embargo, olvidándose de ello, se unió a sus hermanos menores totalmente entregados a su traviesa faena, siguieron abriendo los obsequios que llevaban grabados sus nombres uno tras otro, haciendo maldecir por lo bajo a su madre, y logrando sacar una sonrisa complacida a su padre en los aposentos que se hallaban más ar