Al día siguiente, a primera hora, Giorgia y Julian salen del hotel porque tienen una reunión con el equipo de arquitectos encargados de la remodelación del hotel.

Giorgia no ha tenido una buena noche de sueño, porque el saber que Julian estaba tan cerca, a unos cuantos metros de distancia, en la otra habitación de la suite, la mantuvo inquieta y no tiene idea del porqué. Por ende, no está de tan buen humor, mucho menos para soportar las preguntas tontas de Julian o su característico espíritu despreocupado y cínico.

Durante la reunión, la situación es mucho peor, pues una de las arquitectas en jefe no deja de coquetear y mantener un contacto bastante lleno de complicidad con él, que raya en lo inapropiado por la cercanía. Como por ejemplo, cuando le piden que explique cómo se distribuirán los paneles solares que se instalarán en el hotel para mantener una arquitectura sostenible, Rouse, la arquitecta, se inclina sobre la mesa, interponiéndose entre ella y Julian, para casi susurrar