~Lira~
En el segundo en que crucé la puerta, mis pulmones dejaron de funcionar. No porque estuviera lleno. Ni porque la música fuera tan fuerte que la sentía en los dientes. Ni siquiera porque Natasha ya me arrastraba hacia adelante como si me llevara a un maldito rave. Fue el olor. El calor. El sexo en el aire. Ese espesor húmedo, casi eléctricom que se enroscó entre mis muslos como una promesa maldita. Mi coño se apretó antes de que siquiera me diera cuenta de lo que pasaba. Todo mi cuerpo respondió instintivamente, como si mi biología acabara de captar dónde diablos estábamos y pensara: "Oh… oh, joder".
Porque esto no era solo una fiesta. Esto era una maldita orgía disfrazada de fiesta casera. La gente se besaba en público como si no pudiera respirar a menos que tuvieran la lengua metida en la garganta de alguien. Una chica en la cocina se restregaba contra un tipo mientras él tenía la mano dentro de su vestido. Adentro. Y ella ni siquiera intentaba ocultarlo. Solo gemía suavemente