~Lira~
Gemí mientras él arrastraba su pulgar fuera de mi boca y lo deslizaba directamente hacia abajo. Por mi barbilla. Entre mis senos. Por mi estómago. Hasta que llegó al dobladillo del vestido… lo que quedaba de él.
Lo levantó lento. Muy lento. Y ahí estaba de nuevo. Mi coño desnudo y palpitante. Todavía goteando. Todavía rosado. Todavía arruinado por su lengua. No lo tocó. Ni siquiera rozó sus dedos sobre él. Solo se quedó mirando. Como si le perteneciera. Como si ya estuviera tatuado con su maldito nombre.
—Abre las piernas —murmuró.
Lo hice. Apenas. Mis muslos temblaron. Se me cortó la respiración.
Su boca estaba en mi oído de nuevo. —Si te dijera que te sentaras en el borde de esta barra y mantuvieras las piernas abiertas toda la noche mientras tu amiga bailaba con chicos y se emborrachaba con vodka barato —susurró—, ¿lo harías?
Gemí. Su palma se deslizó por mi muslo, deteniéndose justo antes de donde la necesitaba.
—Apuesto a que sí —dijo—. Apuesto a que te sentarías aquí gotea