POV Jeremy.

La noche con Mía había terminado en un gélido silencio. Ella se había retirado a la habitación de invitados, dejando un rastro de ira y decepción en el aire. Sabía que nuestro matrimonio estaba más que tambaleante; estaba en caída libre.

Su ambición, tan ardiente como la mía, ahora chocaba con mi humillante realidad. Ella no quería un hombre disminuido, y yo no quería una mujer que me recordara mi derrota a cada instante.

El piso en Seattle, que habíamos imaginado como nuestro nido, se había convertido en un campo de batalla.

Al día siguiente, mi existencia en la Corporación Walton era la de un fantasma. Mi cubículo, mi nueva prisión, se sentía más sofocante que nunca. Los murmullos en los pasillos cesaban a mi paso, pero podía sentir las miradas, las especulaciones.

El ex CEO, el que hacía jabones. La ironía era un cuchillo girando en mi estómago. Cada hora era un recordatorio de que mi padre había ganado y que Isabella estaba ascendiendo sobre mis cenizas.

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