ELARA
Después de provocarme con promesas de querer seguir besándome, Ryden cambió de idea y me tuvo despierta casi toda la noche viendo película tras película, hasta que todas se mezclaron entre sí. Quiero dormir, pero él insiste en que me quede sentada en el sofá. Estuvo bien por un rato, pero mientras más tiempo pasaba allí, más incómodo se volvía, ya que llevaba horas en la misma posición.
—Por favor, ¿podemos ir a la cama? —bostezo, desesperada por descansar. Son las diez de la noche y he estado despierta desde el amanecer. Estoy más que aburrida de ver películas. Aunque Ryden me deja elegir lo que quiera, mis ojos ya se sienten como papel de lija.
—Solo mantente despierta un poco más, hasta la medianoche —se queja, intentando tirarme de nuevo al sofá cuando intento levantarme.
—No, ya terminé. Me voy a la cama, ven o no vengas, pero estoy cansada —le digo, bostezando por centésima vez—. ¿No lo estás tú? —pregunto, mirándolo desde el sofá.
Él me agarra la mano mientras paso por de