Amelia llamaba antes de que las cosas empeoraran.
– Ahora que has visto que tu plan no ha funcionado, quieres culparme de todo. ¡Padre, Elizabeth, me sedujo como lo hizo con usted, soy hombre y no pude resistir!
- Por favor, paren con esa confusión! - Amelia gritaba prediciendo lo peor.
Estaba ciega de tanto odio, quería matar a Kayo con mis propias manos.
- ¡Que cierren todas las puertas Amelia, ninguno de los dos saldrá de aquí hasta que llegue la policía!
– ¿Crees que soy capaz de eso? ¡No te das cuenta de que esa mujercita vino a acabar con nuestra familia, papá me educó, me dio valores y conoce mi corazón!
Esa fue la gota que colmó el vaso, toda la culpa recaería sobre mí y yo estaba perdida y atrapada...
- ¡Está mintiendo, lo juro por nuestro hijo!
- ¿Por qué no le dices todo lo que me decías en la cama? ¡Que siempre te he dado mucho más placer que él!
- Kayo abusó de mí y yo sentí asco, asco! - Grité hasta rascarme la garganta.
- ¡Te corrías como una puta!
Me acerqué a Kayo con