Ese mismo día, yo...
Elizabeth
La noche llegó y yo arreglaba mi ropa en el cuarto de huéspedes, Marcos Maciel estaba sentado en la cama y jugando con unos peluches.
- ¿Puedo entrar un momento?
- Entre Amelia.
- Vine a pedirle perdón de nuevo, por no decir de una vez, que usted pidió ayuda al comisario para que continuaran las búsquedas por Maciel.
- ¡Viste todo lo que pasé con Kayo Amelia, me duele mucho que me hayas dado la espalda así!
- ¡Deberías habérmelo dicho! - Cambió de color al ver que Maciel había escuchado toda nuestra conversación.
- Tienes que entender que amo a Kayo como a un hijo Maciel, lo que siento es similar a su dolor de padre.
- Después hablamos de esto Amelia, déjame un minuto a solas con Elizabeth.
- Sí, puedo bañar al bebé mientras hablan.
- ¡Está bien, pero sea breve Maciel!
Amelia se llevó a mi hijo, tomó mi mano y nos sentamos juntos en la cama.
- Pasamos por tantas cosas princesa, no soy más un joven como tú. ¡Después de todo entiendas que la vi