Elizabeth
Tocaron el timbre, pensé que podría ser Maciel una vez más para verme y fui abriendo la puerta emocionada, mientras desamazaba mi vestido con las manos para verme más presentable.
- Maciel te volviste...- Mi sonrisa se desvaneció al ver a aquella mujer en la puerta del apartamento.
- No, no es mi padre! - ella respondió altiva.
Reconocí la serpiente venenosa de su hija.
- Buenas tardes. - Respondí sosteniendo la sonrisa irónica.
- ¿Puedo entrar yo?
Ella ya fue entrando y casi me atropella, aquella mujer me miraba con una expresión de asco que me daba ganas de agarrar en su cuello.
- Claro, pase, por favor.
Ella se sentó y puso el bolso de al lado, era una mujer elegante y fina, como siempre soñé ser, a pesar de la arrogancia y la arrogancia demasiado. Pero no tan bella ni tan astuta como yo.
- ¿Sabes quién soy?
- Lo sé, hija de Maciel, vi tu foto hoy en su celular. - Mi respuesta la dejó aún más irritada.
- Me parece que ustedes dos son muy íntimos.
- Depende de lo que quier