El delator gruñido de un depredador se hizo más fuerte a medida que se acercaba desde la oscuridad. Insté a mis pies a correr, pero se negaron. Entonces, traté de forzar un grito, pero tampoco salió. Lo único que pude hacer fue respirar pesadamente mientras el pánico me atenazaba y mis piernas comenzaron a temblar bajo el peso de mi miedo.
—No te muevas —susurró una voz detrás de mí.
Quería responder que no podría moverme ni aunque quisiera, pero las palabras me fallaron nuevamente. Oí un silbido detrás de mí, luego apareció un enorme perro a mi lado, gruñéndole de forma agresiva al depredador que me acechaba en las sombras. El perro se movió para colocarse delante de mí de forma protectora y noté su espeso pelaje negro brillaba a la luz de la luna. Se movió hacia delante, gruñendo y chasqueando las mandíbulas.
Entonces lo vi, unos brillantes ojos azules emergieron desde las sombras, el depredador salió para desafiar a mi protector. Fue en ese momento que me di cuenta de que no eran s