V I G É S I M O | S E G U N D O.
VIGÉSIMO SEGUNDO.
Quedaron varios segundos estupefactos, mirando la hermosa comunidad que tenían enfrente.
No se parecía  en nada al desierto del que los había n sacado. Había  vida por doquier, sin símbolos de avance, más bien rustico.
Las casas eran hermosas, de madera, con techos de paja seca.
Había  extensos campos de plantaciones, un manantial enorme que abastecía a toda la comunidad.
—¿Qué están buscando?.
Némesis  se giro hacia la voz de la mujer, al igual que Magnus, al mirarla no pudo evitar el escalofrió. Sus orbes eran totalmente blancos, pertenecientes a la mítica corte de los suspiros.
 De donde venían las sanadoras, quizás ellas misma tuviese ese don.
—Información.
Fue Magnus el que respondió, con la mandíbula  tensa.  La mujer lo escaneo con la mirada para luego pasar los orbes por Némesis , se había  encargado de borrar cualquier rastro de sangre que pudiera delatarla, sin embargo, aquellos ojos desprovisto de tonalidad miraron más allá de ella como si pudieran ver de