Y entonces…
Las manos del hombre se deslizaron dentro de su gabardina.
Clack~
El metal emergió. Dos pistolas negras con silenciadores brillaron bajo la luz débil de las farolas.
Los ojos oscuros del subjefe de seguridad Rochette, se estrecharon y, sin un segundo de vacilación, levantó ambos brazos.
Los guardias apenas alcanzaron a reaccionar.
¡BAM! ¡BAM!
Los disparos contenidos por los silenciadores atravesaron el aire nocturno.
Los primeros hombres sintieron el golpe letal en sus pechos, sus rodillas se doblaron y cayeron de frente, jadeando un último aliento.
El subjefe giró con un movimiento increíblemente rápido.
¡BAM! ¡BAM!
Dos proyectiles más se hundieron en los torsos de los siguientes.
Los últimos dos lograron levantar sus armas… Pero no hubo oportunidad para ellos, después de todo él era uno de los hombres principales, contratados por Trista Rochette, aunque ahora, estuviera traicionando a su señor.
La respiración del subjefe se volvió grave, mientras sus