Capítulo 34: Mataré a ese bebé.
Margot desvió la mirada hacia su mano. El anillo seguía ahí.
Se lo quitó, como si acabara de descubrir una garrapata pegada a su piel.
—Esto es ridículo —murmuró Margot, alzándolo entre dos dedos con una mueca de asco—. Debería botarlo en el basurero. O en el lago de la mansión Delacroix… tal como él hizo una vez con el anillo de compromiso que Charles me había dado.
Madeleine soltó una risa corta, musical, mientras se inclinaba hacia adelante.
—No es necesario tanto dramatismo~ —dijo en voz suave, extendiendo la mano abierta con la palma hacia arriba—. Dámelo a mí. Yo lo guardaré por ti o… si quieres, puedo devolvérselo a Bastien después.
Margot la miró con cansancio, como si toda esa conversación le drenara la poca energía que le quedaba.
—Haz lo que quieras con él. No me importa realmente.
—Eres la mejor hermana del mundo —dijo Madeleine con una sonrisa dulce, cerrando su mano en torno al anillo como si fuera un tesoro. Luego se inclinó y la abrazó con fuerza.
Ma