—¡¡¡MALDITO!!! —gritó llena de rabia, la mujer pelirroja—. ¡¿Tú ordenaste a estos hombres que me esposen como si fuera una criminal?! —gritó Margot, sus ojos verdes ardían con odio hacia su marido—. ¡EL ÚNICO CRIMINAL ERES TÚ, ASESINO DE BEBÉS! ¡Ordena que me dejen ir y…!

Las palabras quedaron atrapadas en su garganta al ver a su esposo acercarse con pasos firmes.

Él vestía elegante como siempre, con esa aura de arrogancia que lo rodeaba. Se inclinó hacia Margot, aún sostenida por los guardaespaldas, y acarició su mentón con una inesperada suavidad.

—No estés triste, Ma Chérie (Mi querida). Solo por hoy, pienso aflojar tu correa y llevarte de paseo~

—¡No me trates como a un animal, maldito! —lo escupió Margot, su saliva impactó directo en el rostro de Bastien.

El CEO no reaccionó al instante. Él permaneció inmóvil, con el rostro manchado y los ojos fijos en ella, como si la analizara.

Luego, con calma, sacó un pañuelo del bolsillo de su elegante traje gris oscuro. Limpió su ros