—¿Cómo es que no te dolió? El reloj ni se adhiero a tu piel, se tuvo que haber derretido una parte de él. —Le quita el vendaje que rodeaba el brazo con su reloj encima—. ¿Por qué no lo colocaste en la otra muñeca? —Hazel tenía muchas preguntas y menos respuestas.
—Es el reloj de mamá, le mandé a hacer unos ajustes para que sea resistente, pero no me lo quito ni para bañarme Hazel, Juliette también me pidió lo mismo, pero le dije que simplemente no colocará la venda dónde está el reloj. —No mentía, pero si trataba de ocultarse.
—Pero debo curarte lo que tienes debajo del reloj… —Se incómoda.
—Entonces no me cures Hazel. —Se irrita.
—Solo te pido que te lo coloques en la otra mano —se justifica.
—No, déjalo así. —Suspira y sale de la cocina frustrado, no quería arriesgarse.
—¿Qué le sucede? —Hazel le pregunta al perro como si supiese la respuesta, este ladra y ella lo entiende por un “no sé”.
El perro sale de la cocina y olfatea a Jason para saber a dónde se ha ido, Red y Luna sospechab