Para cuando la alarma despertó a Leticia, ya estaba sola en la cama. Al lado, en la mesita de noche, Rayan había dejado una nota diciéndole sobre el desayuno, felicitándola y dejando un dibujo que ella intuyó que era un beso. Se carcajeó un poco.
Le hubiera gustado despertar con él, dado que no sabía si lo haría de nuevo.
Plash. Se abofeteó mentalmente. Esos pensamientos ya la estaban abrumando otra vez.
—Leticia, enfócate— se dijo a sí misma— Graduación, misión, confesarte y después todo lo demás. No procrastines— se repitió varias veces mientras caminaba hacia el baño mentalizándose. Hacerse bolas ahora solo arruinaría su día.
Una hora más tarde escuchó como su celular sonaba, y era su prima que había pasado por ella. Una sonrisa apareció en el rostro de Leticia. Su caso particular no tendría ni a su madre ni a su padre en su graduación, pero no importaba: tenía al miembro más importante de su familia a su lado.
Bajó rápido y Cassandra ya la esperaba. Leticia alzó la ceja.
—¿Y ese a