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Y lo pudo confirmar muy pocos minutos después.

-Espera, espera- tuvo que jadear sosteniéndose del pecho del alfa, con los brazos temblantes.

Gavel se había acostado boca arriba, tras quitarle a Cassandra la bata de baño y dejarla completamente desnuda, recargándose en dos almohadas para tener la altura perfecta y la había atraído por la cadera antes que la mujer protestara... sentándola sobre su rostro.

Al momento había pasado la lengua por el agujero rojo, húmedo y palpitante que había quedado delante de él y la estimulación había mandado un estremecimiento por todo el cuerpo de Cassandra que solo pudo dejarse caer hacia adelante sosteniéndose de sus manos sobre el pecho fuerte de Gavel. Y allí se había quedado completamente indefensa. En aquello posición vergonzosa en la que nunca antes había estado.

Es que había que tener bastante confianza como para sentarte a horcajadas sobre el rostro de alguien para que te chupara por completo allá abajo. De verdad. Aunque para Gavel eso no era
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