Rayan manejó lo más rápido que pudo en dirección a su casa totalmente preocupado. Había intentado contactar otra vez con Leticia sin mucho resultado. La chica no respondía y eso ponía todas sus alarmas activas. Rezó porque no le hubiera ocurrido nada. Ya su cachorra lo había hecho pasar más que un susto.
Se detuvo en el estacionamiento y no esperó por el elevador. Corrió escaleras arriba tan rápido que apenas las sintió y abrió la puerta. La terraza estaba apagada, al igual que la sala. Y eso lo hizo tragar en seco.
-Leticia- su voz tembló pensando que quizás ella había salido sin avisarle, y miles de escenario pasaron por su cabeza.
Se encaminó rápido al interior y comenzó a buscar y un suspiro salió de sus labios al entrar a la habitación que tenía el aire acondicionado encendido, la luz amarillenta de la lamparita de la mesita de noche y un bulto debajo de la colcha en medio de la cama.
Rayan sintió que casi se desvaneció en ese momento. El bulto se movía de forma constante, como s