Volví a casa con la mente perturbada, con más preguntas que respuestas.
¿Qué me escondía Adam Baker? ¿Dolería cuando me enterará? Él me gustaba, había logrado abrirse paso hacía mis sentimientos sin demasiado esfuerzo, pero aún no lo amaba. No, no estaba enamorada de él.
Me autoconvencí de ello cuando me detuve a observar el amplio espacio blanco y vacío, sobre la chimenea en el recibidor de la mansión.
"Era un cuadro familiar" Volví a oír la voz del mayordomo junto a mí.
Ladeé el rostro y entrecerré los ojos. Como siempre, ese espacio desentonaba con la armonía del resto de la casa, pero ahora, me tomó solo un momento de análisis atar los hilos sueltos aquí y allá.
"Un cuadro muy personal, pintado por alguien de la familia y colocado aquí por el señor Baker, en la entrada de la casa para que todos pudieran verlo. El cuadro le gustaba mucho". Completó la voz de Antony en mis recuerdos.
Alejé la mirada de ese desagradable vacío y subí las escalinatas tan rápido como mi embarazo me per