El hombre caminaba con rapidez hacia la habitación, no podía créelo, ya llevaba cerca de media hora esperándola
Maldita niña, la mataría a golpes, ella no podía arruinar su imagen de la nada, no podía hacer las cosas sin más
El hombre caminó con fuerza, tenía una mirada llena de furia y expresión que podría asustar al más valiente
Pobre chica cuando se encontrará con él, pobre chica cuando le recordará por qué no podía simple hacerlo enojar
Estaba más que decidido a darle una paliza, a mostrarle que sobre él no había más y que ella siempre sería una basura, no más que la maldita cosa que jamás debió nacer
Pero entonces justamente cuando estaba a punto de entrar en el lugar observo a las mujeres, aquella no eran las que había contratado para maquillarla
Para cubrir su rostro, aquel que se suponía que debían dejar perfecto, sin un ápice de golpes
—¿Qué hacen aquí? ¿Quiénes son?
Las mujeres sonrieron y una de ellas tomo la batuta, mientras no parecía para nada intimidada con la mirada de