DÉJAME RENDIRME

Subió la ventana, aquella se veía poco segura, pero que importaba ¿Qué no iba a morir? Cuando estás decidido a morir, no te importa la seguridad

Sobre todo, cuando observo hacia abajo, aquello era más que suficiente para poder entender que, con una caída adecuada, moriría

No quería quedar viva, no quería que las cosas fuesen aún peor, lo mejor que podía hacer en este momento era morir

Caer de cabeza tal vez, o de espaladas, pero inclinando la cabeza, miles de pensamientos pasaron por su cabeza

Miles de ideas absurdas, de personas que llegaron a decir en una época que el suicidio no era la mejor manera

Ya lo había intentado muchas veces, pero las cosas nunca habían salido como quería, ya lo había intentado, pero siempre había alguien que lo arruinaba

Esta vez no sería de esta manera, estaba tan cansada, tan agotada de todos, de soportar, de vivir, de sufrir, ya no podía más, tenía que haber un límite

Por su puesto que debía haberlo, y si ella debía imponer aquel límite, lo haría, porque ya no podía más

—¿Y qué harás después?

Dio un pequeño brinco, cuando escucho la voz del hombre tras ella, lo observo por el rabillo del ojo, sus cabellos rubios, sus ojos azules

Aquel hombre, otro que odiaba con el mismo sentimiento que lo hacía con los otros, aquel miserable, que era culpable de la paliza que la tenía tan adolorida

—No habrá un después…

Tomo asiento dándole la espalda a la ventana, mientras daba un largo suspiro y se preparaba para morir, no solo era una decisión tomada

Era un hecho, incluso Axel, podía verlo en sus ojos, en cada expresión de su cansado ser, ella estaba más que dispuesta a morir

Más cuando aquella, solo cerro los ojos y se dejó ir, simplemente así, simplemente sin más, ella estaba dispuesta a morir

—¡No!

Axel había gritado, no solo estaba sorprendido, estaba completamente descolocado, ella de verdad lo iba a hacer, creyó que solo era algún tipo de rabieta

Algún tipo de tontería para llamar la atención, la sujeto de la muñeca con fuerza mientras ella abrió sus ojos y lo observo

Aquellos ojos verdes, tan vacíos, tan llenos de nada, no había nada allí, nada que pareciera hacer que ella creyese que la vida valía algo

Que valía la pena luchara, aquella mirada le recordó a Axel Aiken, aquella vida suya, aquel entonces, cuando también tenía el mismo sentimiento recorriéndolo

Cuando sentía que cada paso que daba, simplemente era innecesario

—Déjame morir… ¿Por qué no puedo morir tranquila? ¿Acaso para eso, también debo ser torturada?

Un pequeño gimoteo se escuchó, ella estaba allí, observándolo directamente a los ojos, suplicándolo que la liberara

Que simplemente la dejase caer sin más, eso no iba a suceder, eso no lo iba a permitir

—¿Por qué morir de esta manera? Además, nadie te asegura que morirás, puedes quedar viva, puedes incluso quedar peor de lo que estás ahora…

—¿Crees que ellos me dejaran con vida? Si quedo aún peor, ellos se encargarán de que muera en el hospital, es la mejor manera de librarse de un peso, como el que yo podría darles…

La mandíbula de Axel se apretó, al igual que su agarre, no, no lo permitiría, no estaba dispuesto a hacerlo

No cuando ella no solo era una pieza precisa y única en su plan, sino porque ahora esto era personal, era algo que no estaba dispuesto a permitir

—¿Entonces así sin más? Solo morirás y les darás el gusto de que ganen, ¿solo así, sin más le dará la victoria?

Una sonrisa seca se mostró en los labios de ella, mientras Axel, se preguntaba que le causaba tanta gracia

—¿Crees que esto es un juego? Pareces acostumbrado a ellos, pero yo… Para mí esto no es un juego, no tienes idea de lo terrible que es que cada día te golpeen, te traten como basura, no tienes idea de lo miserable que es mi vida, no tienes idea, como es vivir atada a un dolor tan tenaz de la mano de los maltratos, para no tener donde refugiarte, pues siempre habrá alguien juzgándote…

Axel, la observo, claro que tenía idea, claro que sabía de lo que hablaba, cada una de sus palabras, él las comprendía a la perfección

Pero él al final sí encontró una mano que lo ayudo, que lo impulso y que incluso lo comprendió y lo alentó a ser lo que era aquel día

Él tenía un amigo, un mentor, un aliado, tenía un padre, y también un maestro, aquel hombre había jugado un papel importante

Cuando estaba en el mismo poso que ella, cuando creía que no había camino, cuando estaba convencido, que la vida no tendría más para ofrecerle

—Entonces toma mi mano de verdad, tómala y yo te ofreceré ese apoyo, yo seré…

—Mentiras, lo vi anoche, no eres alguien bueno, eres igual a ellos, me darás una vida miserable a tu lado, seré todavía otra marioneta que usaras a tu disposición, ya suéltame…

Ella intentó alejar sus brazos de su agarre, pero Axel fue más rápido, la tomo con ambos brazos, mientras sentía que aquella posición, solo lo atraía hacia ella

Si ella caía, él también lo haría, no había de más, por lo que recurrió a toda su fuerza, para lograr hacer que su cuerpo la atrajera con fuerza y lograra no solo alejarla de la ventana

También qué callera dentro de la habitación sobre él, mientras sentía que al fin habían logrado un gran avance

Los ojos de ella, que se había impresionado por la acción que solo costo de unos cuantos segundos, la llevasen a observar de nuevo a la habitación

De nuevo su jaula, aquella en la que parecía estar destinada a no abandonar, por mucho que lo deseará, por mucho llegase a soltarse de sus cadenas

—Hijo de puta ¿Por qué? ¿Por qué? Solo quiero morir, solo quiero eso, ¿Por qué?

Lo golpeó en el pecho una y otra vez, mientras él solo siguió allí, observándola, soportando cada golpe, soportando cada insulto

—¿Por qué no puedo morir? ¿Acaso para eso también tengo que pedirles permiso a ustedes malditos miserables? ¿Por qué?

Sus lágrimas corrían, corrían y corrían como ríos, mientras él solo la abrazo, la abrazo con fuerza y dejo que llorara, escucho un pequeño gemido

No importo, justamente no sabía si era por dolor, no sabía si era por qué lloraba de tristeza, en aquel instante no le importo

Que hiciera todo lo que quería, mientras podía jurar que aquello, era justamente lo que necesitaba

—¿Por qué? ¿Por qué?

—Porque tienes mucho por qué vivir

—Eso no es verdad, ellos me han arrebatado todo, cada uno de mis deseos, cada una esperanzas y sueños, todo me lo arrebataron, todo, ya no puedo más, no puedo…

Axel la alejo de sí, la observo directamente, sus ojos estaban tan huecos, todo su ser estaba tan lastimado, como podría jurar que lo estaba su cuerpo

—¿Quieres una razón para vivir? Te la daré

Los ojos de Jade se concentraron en los azules de Axel, mientras este parecía más que decidido a no dejar que ella acabara con todo de aquella manera

Ella solo se preguntaba, porque estaba tan concentrado en ayudarla, porque parecía tan decidido en no dejarla morir

El hombre que había visto el día ayer, era egoísta y ruin, cruel y bastante malvado, como para hacer que su padre le diera una golpiza como la que había recibido

Así que no lo entendía, ¿Qué no era mejor dejarla morir y ya? ¿Por qué tomarse tantas molestias?

Por lo menos eso, fue lo pensó, hasta que este hablo

—Venganza… Esa será tu nueva meta, vengarte de la familia Jenkins, volverlos una basura, hacer que deseen la muerte tanto como tú la deseas, ese será tu nuevo propósito

Silencio, solo los abarco el silencio, Jade lo observo, no decía nada, mientras él esperaba una respuesta, tal vez le daba un espacio

Uno en busca de que ella solo pensara bien en sus palabras, que lograra simplemente enfocarse en ello

Estaba más que convencido que lo lograría, que las cosas simplemente serían mejor

—¿Venganza? Qué estupidez, ¿tu venganza? ¿Eso es lo que buscas Axel Aiken? ¿Eso quieres que yo busque? Qué chiste tan estúpido, ya lárgate y déjame tranquila

—No lo haré, no me iré, no lo haré hasta qué esté convencido de que no harás una locura que tú…

—¿Desde cuándo a una persona como tú le importa lo que pase con alguien como yo? Ya sé quién eres verdaderamente, no me interesa nada de ti, lárgate, lárgate de una buena vez…

Ella pareció decidida a levantarse, mientras él sentía impotencia, estaba furioso y lleno de dudas, lleno de tantas cosas

Mientras ella, parecía haber tomado una decisión, tal vez no moriría ahora, tal vez no haría una locura como aquella en aquel instante

Pero lo haría luego, cuando nadie pudieses verla, cuando todos creyeran, no, cuando él creyera que ella vivía en paz y resignada con su vida

Justamente como lo había hecho ella, justamente sucediera como había pasado aquella vez, los pensamientos del pasado llegaron a la mente de Axel

Se agruparon de uno en uno y la decisión estaba más que tomada, no lo permitiría, no dejaría que las cosas llegasen a ser de nuevo como aquella vez

—No me iré, no lo haré, porque tú y yo tenemos un trato, uno que debes cumplir…

—¿Qué tontería?

Él sonrió un poco, observo como ella tomaba asiento frente al enorme espejo, se observó en el espejo, se veía lamentable

Las lágrimas ya habían retornado mucho del maquillaje que se habían esforzado aquellas mujeres

Los golpes se veían a flor de piel, mientras sus ojos, los cuales parecían los de un mapache, se mostraban lúgubres y marchitos, tras los moretones a su alrededor

Ella era un verdadero desastre, uno que sinceramente era desolador y lamentable

—¿Cómo es que no usas esa fuerza para tratarlos a ellos, como lo haces conmigo?

Jade alejó la mirada del espejo, frunció el ceño ante el hombre y el solo gesto le causo dolor de cabeza, debido al hecho que cualquier gesto en sí la lastimaba

Le causaba tirones en la piel, y lograba causarle una terrible jaqueca

—Porque ellos… No importa

—Sí importa, ¿y si te ofrezco otro trato? Uno que incluso, tú no podrás ignorar

Los ojos verdes de Jade se concentraron en el hombre, aquel sonrió y se acercó a ella, la observo fijamente, mientras ella se preguntaba de qué trataba, ¿a qué quería ir con ellos?

—Te doy la posibilidad de ser libre…

—¿A tu lado? No lo creo…

—No, te doy la posibilidad de ser libre, luego de un año, cásate conmigo por un año, luego, yo te daré todo lo que quieras, una isla privada, una casa en un páramo, cualquier cosa, viajar por el mundo, lo que sea, todo lo que me pidas, estará a tu disposición, solo con la condición de ser mi esposa por un año, con la condición de poder cumplir lo que quiero…

Un pequeño brillo pasos por sus ojos verdes, Jade se mostraba inquisitiva, un poco temerosa, era de menos, había vivido tanto en su corta edad

Era prisionera de seres terribles y crueles, de personas tan terribles que la ataban a una vida miserable

—No… Solo quiero descansar, solo quiero…

—Te daré algo más…

—¿Por qué insiste tantos? ¿Por qué no dejarme tranquila? ¿No dijiste que cualquiera de nosotras te puede servir en tus planes? Ya basta déjame tranquila…

—No es verdad, solo tú puedes ayudarme, solo tú puedes hacer lo que tengo planeado, sin contar que, viviendo de ti, les dolerá demasiado, hará que sea un golpe aún más fuerte, ¿no lo has pensado? Cobrarles una a una las humillaciones que te han dado, crear los momentos perfectos, para que ellos paguen tu llanto, tus golpes y tus sufrimientos

Al fin tenía su atención, Axel lo noto, mientras ella, apretaba la falda de su vestido y hablaba casi en un susurro

—¿Cómo haría eso? ¿Cómo lograría aquello?

—Yo te enseñaré, yo te mostraré cada paso que debes seguir, además… te daré un inventivo más…

Jade lo observo de manera sospechosa, en lo que este solo sé acerco a ella y la observo con una pequeña sonrisa, una que logro causarle escalofrío

No solo por la cercanía, también lo era, por el hecho de que este parecía encantado con la situación

—Te diré dónde está tu madre Jade…

Los ojos de la mujer se abrieron grandemente, camino con prisa hacia él y lo tomo del cuello, lo observo con furia, con una frustración contenida, mientras él no se había inmutado ni un solo segundo

—No juegues conmigo, mi madre está muerta, ella…

—Está viva y tu vida, toda tú tienes un secreto muy grande, yo te lo diré, te contaré todo, incluso donde está tu madre, pero a cambio debes aceptar el trato, a cambio debes hacer todo lo que desee para mi venganza y de paso la tuya

Jade se alejó un poco del hombre, lo observo de manera cansina y abrumada, pero, aun así, asintió con la cabeza, mientras hacía la pregunta que tanto él esperaba

—¿Qué tengo que hacer?

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