UNA REINA EN EL CORAZÓN DEL REY. CAPÍTULO 32. Vulnerable
Siempre era lindo escuchar la voz de Mateo de Navia, más cuando aquel hombre siempre estaba dispuesto a ayudar a una Rossi o a una Hellmand.
“¿¡Cancelación de cuentas?! ¡Tiene que ser una broma!” protestó Mateo fingiendo la mayor molestia del mundo. “¡No puedes hablarle al mejor hacker del mundo a esta hora de la madrugada para pedirme que cancele cuentas bancarias, niña! ¡Esa es una ofensa en toda regla!”
-Bueno, si estás ocupado puedo pedírselo al “baby Orlenko”, que según dicen ya es tan bueno como tú.
“¡Sí, claro, a riesgo de que la loca de su mujer lo mate!” se rio Mateo. “¡Ya me levanto! ¡Maldición, lo que uno hace por la familia! ¡Mi amooooor, necesito café!
Y Diana hizo una mueca graciosa cuando escuchó a su tío Santiago amenazarlo con el tipo de café que le iba a dar a aquella hora. Sin embargo quince minutos después Mateo se volvía a poner al teléfono y rezongaba un “Listo”.
-¡Eres el mejor! -le dijo Diana-. Cóbrate de lo que tengo en el Pozo. ¡Besos!
Y levantó los pulgares