CAPÍTULO 34. La experiencia más bonita
Alan la llenó de besos. A pesar de la tormenta que estaban pasando tener a Mar a su lado era como encontrar un refugio lleno de paz.
—Bueno, futura señora Parker, vamos a levantarnos ¡porque alguien muy curioso nos está mirando!
Los dos se giraron a ver a Mitch, que saltó de cabeza a aquel abrazo y corrió a buscar sus dibujos para enseñarle a Alan los que había hecho para él. Sobra decir que Alan se derritió con aquellos folios llenos de colores y los guardó para llevárselos al hospital y ponerlos en su oficina.
Desayunaron juntos, felices, al punto de que el tiempo se les fue y tuvieron que apresurarse a llevar a Mitch a la guardería.
—Voy a venir temprano por ti, campeón —le dijo—. ¡Ten un lindo día!
Y aunque realmente quería que lo fuera, apenas llegaron a la oficina vieron a una mujer alta y con aspecto felino esperándolos frente a la puerta.
—Buenos días. Busco al director Parker.
—Ese sería yo —saludó Alan—. ¿En qué puedo ayudarla?
—¿Podríamos hablar en privado? Soy amiga de Liz