Santi se mostró decepcionado al principio por la no ida a la playa.Pasaron un buen rato en un estanque, contando peces y, después, al volver a la casa vieron que había una enorme piscina rodeada de palmeras.
Nada más volver a casa apareció Celeste, como si ella también hubiese estado acechando entre las sombras. Les pregunto por la cena.
–Unos sándwiches, por favor –le dijo a la muchacha, pensando en el montón de comida del desayuno.
Una hora después habían comido y Ethan y ella se sentaron en el balcón de la sala de estar para leer un libro juntos. Entonces llamaron a la puerta y ella sintió ganas de gemir.
¡Celeste iba a volverla loca!
–Sinceramente, Celeste, no necesitamos... –empezó a decir,
interrumpiéndose nada más ver en el umbral a una mujer que no era Celeste–. Lo siento, pensé que era Celeste.
La mujer la miró fijamente y ella sintió tanta vergüenza que deseó hacerse un ovillo. Era evidente de quién se trataba. Años que no estaba de frente a su suegra Pero la reconocer