5*-LA IMPETUOSIDAD DE ROSSI

A la mañana siguiente Rossi se levantó con  una gran sonrisa en su boca, la expresión del rostro irradiaba felicidad.

–¡Edawrd!-indago al ver una sombra algo borrosa a unos de sus costados.

–¡Hola!, –saludo con asombro y preguntó –Y eso, tu tan de mañana en esta casa?, hare una gran raya en la pared.

Exclamo Rossi con gran mofa, mientras reía.

–No estoy para tus cosas Rossi. Esta también es mi casa, aquí vivo, ¡No!–Respondió el con cierto disgusto.

–En serio, tú vives aquí?. Que chistoso estas, menos mal que te da por eso, y no por lanzar piedras,¡cariño!.

El la miro con molestia e igualmente comento –No quiero ningún tipo de comentarios, ¡amanecí aquí y punto!, ¿Cuál es el problema?.

Rossi lo miro y con sorna le respondió.–No sé, no me recuerdo ya de que me hablabas. Bueno que tengas un buen día, yo asistiré solo a la junta, luego voy a estar todo el día con el Sr. Altemirante para seguir con la compra de los materiales. Luego por la tardecita vendré a vestirme para irme a la celebración de las empresas Altemirante, me invitaron.

Edward la observo con mucha ira le comento –¡No tan de prisa querida!, deja tu carrera necesito ponernos de acuerdo ahora. Yo iré a esa celebración y tú vienes conmigo, eres mi esposa.

Rossi sonrió con una gran carcajada –¡No señor!, estoy cansada que siempre yo llegue sola a las reuniones, conferencias, actos, fiestas y pare de contar, porque tú siempre estás muy ocupado, cuando, llegas, vas acompañado de tu asistente.

Ella lo desafió –Se acabó nadie me volverá a verme llegar a un sitio sola, de ahora en adelante siempre iré acompañada por alguien que yo quiera y tú –Le señalo con el dedo. –Tú no harás ni dirás nada o no respondo de mi, Edward Grant.

Rossi salió del salón principal de la villa, llamó al chofer y le ordeno

–Buenos días, Sr. Oswaldo, hoy es su turno?

El chofer uno de los choferes respondió –Estoy cubriendo al joven Wilson, sra Rossi, a donde la llevo.

Ella le miro y sonrió –Hoy será un día largo, pero ya le diré si lo necesitaré, por ahora llévame Al Gran Hotel, estoy invitada para un desayuno.

El chofer la miro, se acercó a Rossi y le abrió la puerta. Para sus adentro el chofer celebraba las palabras que le oyó decir a su jefa, tenía tiempo sintiendo pena por ella por la forma como la trataba su esposo., el conocía a Rossi desde que era apenas una niña, trabajaba primero para el padre de ella y desde que ella se caso, está a disposición de ella, junto con dos choferes más.

El hombre extrañaba las sonrisa de la señorita, desde que se casó con ese …ella dejo de ser la alegre joven que era, a veces se le notaba cierta tristeza. 

Muy alegremente el chofer le hablo –Señorita se ve muy alegre, espero que nadie le borre esa alegría y pase un buen día, se lo merece.

Ella sonriendo le respondió –Gracias Sr. Oswaldo, muy amable de su parte. Y no se preocupe nadie me hará que me sienta mal hoy.

Más tarde desayunaba en compañía de Rene Altemirante. Ella sintió las miradas de varias personas conocidas, así como sintió varios disparos de flash de algunas cámaras e inclusive vio que personas cercanas a la familia le tomaban fotos con celulares. No le importo para nada, la paso muy bien, donde las sonrisas de ambos estuvieron presente.

–Bueno carísima luego de tan buen desayuno, ahora vamos primero a la junta carísima.

En la empresa, Rossi se quedó mirando las cifras de la pantalla, las etapas  del plan de negocio se habían implementado con éxito, todos los pronósticos se habían cumplido. Sí, estaba convencida de que el consejo directivo de las empresas Evans, estaría satisfecho con los progresos.

–¿Alguna cosa más?, señores, quedo todo claro. Rene Altemirante se recostó en el respaldo de la silla y giró el bolígrafo de oro en sus fuertes dedos.

Uno de los miembros del consejo –Señora Evans, quien estará al frente?

–Yo por supuesto, como directora General de las empresas Evans.

Otro miembro pregunta –Cuando fue nombrada para ese cargo. No hubo junta para votación.

–No se necesita hacer una votación al respecto como hija única y heredera el cargo pasa a mis manos dentro de unas semanas, mi padre se quiere retirar a descansar señores.

Edward, observó toda la escena sin mencionar nada al respecto.

–¿Quieres añadir algo más, Rossi? –Altemirante dirigió una rápida mirada a la joven que estaba sentada en el extremo opuesto de la mesa de cristal.

–No –Rossi sacudió la cabeza–. Creo que lo he cubierto todo. Rossi miró a su alrededor y forzó una sonrisa para el grupo de directores, contables y responsables de marketing que componían la sección de la junta directiva.

–Bene. Creo que podemos dejar esto cerrado por hoy –Altemirante le dirigió una sonrisa que le atravesó las entrañas–. Buen trabajo, Rossi. Quedaron sin palabras.

Ella sonrío con sinceridad y el continua – Estoy convencido de que esta asociación será muy satisfactoria.

René Altemirante hizo una pausa y frunció el ceño al ver que ella palidecía.

–Ha sido un gran trabajo, señora Evans, no cabe duda –el director de finanzas de Altemirante hizo el comentario–. Es pronto todavía, pero si puede repetir este desempeño creo que podremos renegociar su contrato antes de lo pensado.

–Es bueno saberlo –Rossi mantuvo la sonrisa con tenacidad. Seis horas atrás, cuando firmó el contrato con Altemirante Holdings, aquella noticia la habría hecho bailar a su padre.  Estaba orgullosa de su habilidad para la negociación.

––Bueno, muchas gracias a todos –Exclamó Rossi y Rene se levantó de la mesa. Rossi suspiró, René era un formidable hombre de negocios, directo, duro de roeer. Cuando ambos conversaron por primera vez ella le expuso sus ideas para que invirtiera en las empresas Evans. Pulió todo y con esmero expuso todas las ideas logrando convencer a Altemirante y al director de Finanzas, que era muy desconfiado.

––Bueno, espero que los números le hayan demostrado que todo va bien, señor Altemirante.

Ahora estaba demasiado cerca, y su altura y su cuerpo musculoso se interponían en su capacidad para pensar con claridad. En eso se acerca Edward comentando

–Rossi, necesito conversar contigo algo importante. Señores me llevo a mi esposa, interponiéndose entre ella y Rene, la toma por la cintura y la aprieta.

–Disculpa cariño, pero mi trabajo sigue no puedo. Debo ir a  reunirme con la nueva empresa que nos va surtir el material. –Se solto del amarre que Edward le tenía en la cintura  tomo su maletín, su ordenador se despidió de todos giro a Rene comentando

–Nos vamos, señor Altemirante nos espera una pequeña reunión, pero no deja de ser importante.

René sonrió y con mirada triunfante tomo también sus cosas y se encamino junto a ella bajo la mirada de los allí presente.

–Al terminar, seguiremos viendo lo de los materiales, hay una empresa que funciona en unos galpones hacia las afueras de la ciudad, te parece si nos vamos, para que nos rinda la mañana.

–Claro, porque a las cuatro me espera el estilista para prepárame para la celebración esta noche.

–Ok, pero no necesitas  mucho para verte hermosa, porque eres una mujer muy especial, eres inteligente, eres hermosa y tienes porte de reina, carísima.

Rossi, sonrió mientras Rene le besaba la mano que tenía entre las suyas y en ese instante sintieron un flash sobre ellos. Ambos sonrieron y sin tomar nada en cuenta se dirigieron hacia el estacionamiento.

Al mediodía luego del almuerzo René le comentó . . .

–Ok, carísima, vamos quiero comprarte algo para darte un lindo regalo, quiero algo especial para ti está noche, quiero que luzcas como lo que eres una hermosa reina, Mi reina carísima.

Ella lo miro con algo de sorpresa –Qué sucede, carísima? Le preguntó al verla con los labios entreabiertos y la mirada fija en un solo punto.

 René no usaba traje esa mañana estaba vestido con ropa deportiva que le quedaba pegada a su cuerpo y resaltaba sus pectorales y sus brazos fuertes y donde estaban marcados sus músculos. Ella se estremeció al desear ser rodeada por esos brazos. Ella sacudió la cabeza para despejar los pensamientos de su cabeza.

–Que sucede, carísima?-Interrogo Rene a Rossi.

–No, nada –Respondió Rossi mientras desviaba la mirada hacia la ventana para distraerse observando hacia afuera. Ya llegaban a un centro comercial y entraban al  estacionamiento.

Cuando paseaban por las tiendas, ella se quedó mirando  un hermoso vestido. Rene la mira y sonriendo comentó . . .

–Te gusta? Es muy propio para ti, carísima

–Sí, es muy lindo. –Respondió ella inmediatamente.

–Por qué no entramos y te lo mides?

Ella pensó que todo el tiempo no tenía que estar usando ropa regía. Su padre le pedía una vida rigurosa y estricta, por ser la imagen de la empresa, donde el derroche era mal visto. Ella tenía una vida social, no era una mujer mayor y no siempre estaba metida dentro de la oficina.

El día paso rápido y con varios eventos que la hicieron pasar muy bien. El celular de ella sonó varias veces, igualmente el de Rene, ambos decidieron apagarlos. Ella se sentía por primera vez en mucho tiempo libre y muy feliz., no quería que nadie apagara ese momento, menos Edward.

Cuando a las cuatro Rene la dejaba en la estética comentó

–Espero lo volvamos a repetir carísima, ha sido un hermoso día, para mí, no sé para ti.

Ella lo miro y sonriendo le respondió.–Claro que si lo repetiremos. Yo también he disfrutado de las horas que pasamos, tenía tiempo que no la pasaba bien. Ella se acercó a él y ambos se dieron un leve beso en la mejilla. Se oyó un flash.

–Bueno hasta la noche carísima. Se despidieron y Rossi entro a la estética.  

Rossi espera. –Si, que pasa?

–Amas a Edward?–Le preguntó Rene sin ninguna reserva.

Ella lo miro – Por qué lo preguntas?

–Me encantaría saberlo carísima

Ella guardo unos segundo de silencio y Rene volvió a preguntar

–¿Por qué no respondes?–cuestiono Rene, mientras con una mano levantaba la barbilla para mirarla a los lindos ojos azules –No lo amas, cierto?

–Rene, yo . . .

El le tapó la boca –No digas nada–El corazón de Rossi palpito con fuerza, Rene  respiro su aliento, y emano extasiado frente a su boca  

–Tú me encantas –citó despacio

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