Antes, al menos por gratitud a quien le había salvado la vida, siempre había sido muy cortés con ella. Pero ahora, su tono era realmente frío y desalmado.
En ese momento, Camila sintió que su decisión era la correcta.
—Está bien, sea por lo que sea, si no quieres volver a contactarme, ¿puedo hacerte una petición? —se apresuró a decir.
—Te he dicho que cualquier cosa que me pidas, si está dentro de mis posibilidades, lo haré. —respondió Diego.
—Diego, tú me ayudaste, así que, ¿qué tal si olvidamos lo pasado? —propuso Camila.
—¿Qué cosa? Dímelo primero, y veré si puedo hacerlo. —preguntó Diego.
—Es sobre un asunto de negocios. —dijo Camila—. El proyecto en el este de la ciudad, necesito que tu familia lo consiga para nosotros.
Diego sonrió, pero Camila pudo notar que era una risa despectiva.
—Ese proyecto es demasiado grande para ustedes. —dijo Diego.
No solo la familia Ramírez, él también tendría que considerar si debería asociarse con alguien.
—O tal vez, permitir que la familia Ramíre