Diego iba a cocinar, y aunque Irene no sabía hacerlo, no podía dejar que él trabajara solo en la cocina. Además, tenía algunas preguntas que hacerle.
—¿Has contactado a Vicente? —preguntó mientras lavaba las verduras.
—No. —respondió Diego, que estaba cortando los ingredientes—. En realidad, no hablamos mucho; solo nos llamamos cuando hay algo importante.
—Bueno.
—¿Por qué de repente preguntas por él? —Diego la miró.
—¿No dijo antes que iba a ir al extranjero a buscar a Estrellita? Pero parece que no lo hizo. Le pregunté a Estrellita, y ella no sabe nada sobre su viaje. —explicó Irene.
—Ya veo. —dijo Diego—. Él tiene tareas pendientes, probablemente esté ocupado y aún no haya podido ir a buscarla.
—Voy a ver qué pasa. —dijo entonces Félix desde fuera, pidiendo ayuda. Irene se apresuró a atenderlo.
Después de ayudar a Félix a encontrar el libro que quería, regresó a la cocina y vio a Diego hablando por teléfono.
—Vicente, nadie contestó. En este tipo de situaciones, probablemente esté o