― El Rey Druida sabía de su existencia. Él poseía una de las gemas. Cuando el mago oscuro llegó por primera vez a Deimos, lo asesinó para obtenerla. Aún no sé cómo consiguió la primera gema, pero es un hecho que las tiene ―expliqué.
― Si eso es cierto… no tiene sentido seguir esta guerra ―dijo la Reina Celessi, visiblemente alterada―. El poder de esas gemas es insuperable. Nuestra única opción es huir tan lejos como sea posible y esperar que no nos encuentre.
― Esa es una visión bastante pesimista, Majestad ―intervino Gale con firmeza―. Si queremos vencerlo, debemos mantenernos unidos. Andrómeda podrá derrotarlo. Si unimos nuestras fuerzas, podemos destruir al ejército oscuro.
Mientras ellos hablaban, yo no podía apartar la vista de mi padre. Y él también me miraba. Por primera vez en años, vi algo diferente al odio en su mirada. No sé qué fue… pero era distinto.
― ¿Sabías que la gema estaba dentro de mí? ―me atreví a preguntarle.
Todos se giraron hacia nosotros. El silencio se hizo pe