Entonces Blirka dio un paso al frente. Su tono era firme, incluso solemne.
― Aún hay un asunto que debemos resolver... El nombramiento del nuevo Rey.
Su declaración trajo un nuevo peso a la conversación. Por un momento, el ambiente se volvió más denso.
― Entiendo la importancia de ese tema ― respondí, intentando mantener el equilibrio emocional de la sala ― Pero quizás podamos posponer esa decisión. Al menos hasta que todos tengan un lugar donde dormir. Lo urgente es asegurar su bienestar inmediato.
Aunque elegí mis palabras con cuidado, noté que mi sugerencia no fue bien recibida. El silencio que siguió a mi propuesta fue tan incómodo como revelador.
― No estamos hablando de una elección común, sino de un nombramiento. La presencia del Rey es indispensable para que todos se sientan seguros. Necesitan comenzar este nuevo hogar con la certeza de que todo va a estar bien ― explicó Blirka con una firmeza que no dejaba lugar a objeciones.
― Bien ― respondí con serenidad ―. Si ya han elegid