A la mañana siguiente, las sirenas de las ambulancias resonaban intranquilas, mientras Zelda Rochat y Leo Von allmen, eran trasladados de urgencia a la unidad hospitalaria de ZOBEL.

Brian e Ines, llegaron apresurados al lugar.

—Buen día, buscamos a mi padre Leo Von allmen — pregunto Ines con su voz entrecortada y sollozando.

En ese momento un gallego salió con una expresión taciturna —¿Familiares del señor Von allmen y la señora Rochat?

—Si nosotros— respondió Brian —¿Qué sucedió?

El medico tomo aire —Lo lamento mucho el señor Von allmen y la señora Rochat fallecieron por envenenamiento de cianuro en una gran dosis. Fue demasiado tarde cuando los encontraron está mañana.

Las piernas de Ines cedieron y la expresión de Brian se ensombreció.

La noticia se oculto, la muerte de Zelda dejaba el gran grupo Rochat en las manos de Ines, dado que meses antes había sido ingresada en el testamento de la mujer. Y los sepelios se llevaron en total privacidad.

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Para Anton y Yena