Joseph estuvo mirando por un largo rato la ropa en su armario. Y es que, a pesar de tener una gran variedad de trajes costosos, no podía decidirse para esa noche, usar uno en específico, uno que fuera acorde a la cita que tenía con Giselle. Todavía estaba pensando que había sido demasiado lanzado al proponerle una cita así como si nada, de forma repentina. Pero lo mejor de todo es que ella había aceptado. Una sonrisa juguetona y burlona al mismo tiempo se dibujó en su boca al pensar en cuanto su amigo se enterara de que estaba saliendo con su asistente. Seguramente Maximilian le reclamaría por ello, o al menos lo molestaría sin parar.

Se encogió de hombros y continuó con la búsqueda. Para su sorpresa, y en poco tiempo, había logrado escoger una ropa adecuada. Un traje de un azul medianoche que resaltaba el color de sus ojos, combinado con una camisa blanca impecable y una corbata de seda oscura. Se sentía bien, confiado.

Por su parte, Giselle también estaba mi