22. Tienes a una mujer embarazada… ¿es cierto?
— No, no… Cassio, no, lo que escuchaste… — Francesca intentó acercarse al hombre que la quiso por tantos años como a una hermana, pero el rechazo fue tan inminente que la mujer sintió como si la hubiese atravesado con una daga.
Rabia y dolor.
Esa fue la expresión de Cassio. Sus ojos empañados de sentimientos encontrados.
— ¿Cómo…? ¿Cómo pudiste? — le preguntó con un dejo de voz. Ella intentó ir a por él, pero apenas consiguió tocarlo, él la tomó de las muñecas y la apartó bruscamente. Francesca trastabilló sobre sus tacones — ¡¿Cómo diablos pudiste?!
Al fin estalló.
— No es lo que crees — le dijo con lágrimas. Desesperada —. Por favor, déjame explicarte. Esta mujer…
— ¡Esta mujer es la que he amado por tantos años y lo sabías, m4ldita sea, lo sabías! — gritó con cólera y el corazón de Kathia se saltó un latido — ¡¿Cómo fue que tuviste la hazaña de hacerme algo así?! ¡De hacernos algo así!
— Cassio, cariño…
— ¡No me digas cariño! — la señaló — ¿Qué tan jodida de la cabeza tienes que es