Regina no había esperado que este aventón se tornara tan agradable, pero debía de reconocer que la personalidad de Cristian era bastante juguetona.
—Así que, Regina —comenzó el hombre, mientras giraba por una avenida—, tengo que preguntarlo. ¿Qué tan malo tuvo que ser tu esposo para que decidieras abandonarlo todo? ¿Una vida de lujo, una empresa exitosa, por un trabajo como este? —Sus ojos brillaron con curiosidad, pero también con una amabilidad que la invitaba a tener mayor confianza.
—Esa es una larga historia —suspiró ante el recuerdo de Nicolás y sus últimos meses juntos, pero no solamente pensaba en los malos, sino también recordaba aquellos en los que sentía que lo amaba más que nunca—. Y, sinceramente, no me gustaría contarla.
Cristian notó su incomodidad y su sonrisa se desvaneció para convertirse en una expresión seria.
—¿Acaso ese hombre te pegaba? —Su voz tenía un matiz de preocupación y una mirada salvaje, era la mirada de alguien que estaba dispuesto a asumir una venganz