Pero ahora, tirado en medio de ese callejón, se daba cuenta de que de nada había servido su meticulosa planeación. Todo había sido derrumbado por un cruel giro del destino.
Guillermo Stirling, el patriarca de esa infame familia, no había caído por sus manos. Un "viejo decrépito", como lo recordaba, se había marchado de este mundo por culpa de una enfermedad pulmonar, rodeado de sus seres queridos y siendo adorado por su única nieta.
Y Máximo Stirling, también había evadido su ira, muriendo junto a su mujer en un "accidente de avión". Ambos se habían escurrido de entre sus dedos, llevándose consigo la satisfacción de una venganza cumplida.
Y entonces la fortuna de los Stirling, su objetivo principal, había caído en manos de Regina.
La única hija de Máximo.
En un principio, su ahora esposa no había sido más que un daño colateral.
No estaba en su mira, no era su objetivo, pero había terminado en su foco de destrucción.
Así que si no podía vengarse directamente de los responsables de la