Cuando el abuelo Tom estaba conversando con Adeline, su teléfono sonó de repente.
“Discúlpame un momento,” dijo con cortesía, saliendo de la habitación de Jason para atender la llamada.

En cuanto el abuelo Tom salió, Isabella entró para ocupar su lugar.

“Adeline, cariño, volvamos a tu habitación. Necesitas descansar,” dijo Isabella con suavidad, colocando una mano sobre el hombro de su hija.

Adeline negó de inmediato. “No, mamá… quiero quedarme aquí con Jason.” Su voz era suave, temblorosa. Aún tenía lágrimas atrapadas en las pestañas.

“Mi amor… necesitas descansar. Todaví