190. Pequeña manipuladora
Satarah se había quedado a dormir junto con su hija, no podía hacerlo si no estaba Dimitry, pero con Ava encontró la paz que necesitaba para hacerlo.
Él entró en la habitación de su hija después de que se dio cuenta de que Satarah no estaba en su habitación, se lavó y allí estaba. Como una sombra ferviente con millones de situaciones pasando por su cabeza.
La llegada de su padre una de ellas.
Por una parte no podía evitar sentirse sumamente feliz de que él estuviera vivo pero solo le recordaba lo incompetente que había sido con respecto a su familia, una vez más, el velo se había caído de sus ojos y al deslizar la mirada entre su esposa embarazada y su pequeño ángel no podía evitar sentir miedo ante la posibilidad de que a alguna de las dos o a sus hijos que venían en camino, pudiera pasarle algo como lo que a su padre le pasó, necesitaba encontrar una manera de protegerlas de absolutamente todo la fragilidad de ambas lo preocupaba.
No pudo evitar sentirse completamente golpeado por l