169. La fascinación de Dimitry
Algo estaba pasando.
Dimitry había enviado a seguirlas a todos lados incluso dentro de la casa, Satarah se había dado cuenta enseguida mientras se dirigía a la cocina con Ava de la mano.
En algunas ocasiones su hija se cerraba quedándose callada pero cuando ella llamaba su atención le regalaba esa sonrisa tan dulce que la hacía tan feliz.
—¿Me enseñarás a hacer galletas, mamá?
—Claro que sí, pequeñita. Tienes que ayudarme porque aquí hay un batallón de hombres que seguramente tienen mucha hambre.
Ava se rió y asintió con la cabeza.
Tarah percibió al chico joven, Deyan estaba justo al lado de otro de los hombres de Dimitry en la puerta de la cocina.
—Buenos días —saludo y ambos contestaron enseguida pero la atención de Satarah se enfocó en Deyan aunque lo perdió de vista después de entrar a la cocina.
—¡Señora, estoy tan feliz de verla! —exclamó Mariane y Satarah sonrió.
—Yo también estoy feliz de verte, de verdad. ¿Nos ayudas a hacer galletas, Mariane?
Las tres dirigidas por las órden