Punto de vista de Sofia
Era un tranquilo domingo por la noche, y me encontraba desparramada perezosamente en el sofá, disfrutando de mi tercer bote de helado de chocolate con caramelo. La cremosa dulzura se derretía en mi lengua, ofreciéndome un escape temporal del torbellino de pensamientos que giraban en mi mente. La sala de estar estaba bañada en el cálido resplandor de la lámpara de la esquina, proyectando largas sombras en las paredes mientras el televisor parpadeaba con otro episodio más de Friends. El sarcasmo ingenioso de Chandler apenas registraba en mis oídos mientras distraídamente me llevaba otra cucharada de helado a la boca.
Los antojos del embarazo no eran broma. Había leído innumerables artículos sobre ellos, pero vivir la experiencia era completamente diferente. Un momento ansiaba pepinillos ácidos, y al siguiente, todo se trataba de dulces indulgencias. Con la forma en que iban las cosas, estaba bastante segura de que pronto ganaría una cantidad significativa de peso,