Punto de vista de Sofía

Mientras continuaba comiendo mi helado, mi mente divagaba por varios escenarios. Alejandro me amaba, eso lo sabía, pero el hecho de que llevara el hijo de Adrián me llenaba de ansiedad. ¿Y si Alejandro no quería al bebé? Ese pensamiento me aterrorizaba.

Él quería un futuro conmigo, pero aún no había dicho nada sobre el bebé. Temía que me dijera que no quería al niño, y si ese fuera el caso, no tendría más remedio que dejarlo. Amaba profundamente a Alejandro, pero no podía comprometer a mi hijo. Mi bebé era mi prioridad absoluta.

De repente, el timbre sonó, sacándome de mis pensamientos turbulentos. El sonido resonó por todo el apartamento, agudo e inesperado. Dejé el bote de helado, me limpié las manos con una servilleta y me dirigí hacia la puerta.

Mi corazón latía ligeramente más rápido mientras me acercaba, con el peso de mis pensamientos aún sobre mí. ¿Quién podría ser a esta hora? Mirando por la mirilla, vi una silueta familiar parada al otro lado.

Tomando