Ambas mujeres se apresuraron a bajar la vista hacia el muestrario cuando Brake volvió.
—¿Y bien? ¿Seguimos?
Unos minutos más de discusión, luego, Brake se incorporó y miró el reloj con impaciencia.
—Siento interrumpir este debate tan productivo, pero… ¿Les importaría si terminamos la reunión un poco antes? —preguntó a las dos mujeres que lo observaban con atención.
—No hay problema —dijo Padme con una sonrisa profesional—. Ya tengo suficiente material para ponerme manos a la obra.
—Gracias. —Brake se quitó la corbata y se desabotonó el primer botón de la camisa—. Tengo que ir a resolver unos asuntos urgentes con una gran empresa extranjera que no para de pedirme papeles y reuniones informales. —Cogió su maletín y sus llaves, y le guiñó un ojo a Padme—. La negociación está difícil, pero creo que estamos ante una oportunidad de oro.
Harper asintió sin decir nada.
—Que te vaya bien —dijo Harper—. ¿Te importa si Padme y yo nos quedamos un rato más?
—Por supuesto que no.
—Ya cerraré yo al