Oliver, descolgando el teléfono, respondió con un tono firme y directo:
—Habla.
Fermín, al otro lado de la línea, percibió el tono molesto de su jefe, aunque no pudiera ver su expresión.
Le hizo cuestionarse si sería prudente comunicarle lo que había descubierto respecto a las finanzas de la señorita Solís.
El dilema de Fermín ante la posible reacción de Oliver creó un momento de incertidumbre en la conversación.
Oliver, en medio del pasillo del hospital, afrontaba la situación crítica de Zoé, mientras Fermín se encontraba en la posición delicada de compartir información que podría tener consecuencias significativas.
La llamada se volvía un punto de inflexión, sumándose a la tensión ya palpable en el ambiente.
—Señor, es respecto a lo que me mandó a investigar sobre las finanzas de la señorita Solís.
Oliver desvió la mirada hacia la ventana de la puerta de la habitación a su lado, mirando sobre ella cómo Victoria inclinaba la cabeza sobre el respaldo de la silla mientras la sangre iba