—¡Victoria, respóndeme!
El cuerpo de Victoria se tensó por completo cuando vio al señor Arturo frente a ella. Su mente se quedó suspendida, bajó la mano que seguía sujetando su móvil y colgó sin despedirse del doctor Owen.
—Abuelo…
No tenía idea de que iba a decirle al respecto, pero antes de que siquiera su cerebro diera señales de vida, Oliver llegó a su lado en ese momento, mirando con curiosidad el semblante que tenía su abuelo y Victoria.
Ella sintió el corazón salirse de su pecho, tanto había hecho para que Oliver no se enterara de nada y ahora, el señor Arturo podría ponerla en evidencia y sacar a la luz todos sus secretos.
Arturo, con una expresión seria, miró alternativamente a Victoria y a Oliver, como si intuyera que algo más estaba sucediendo. Oliver, por su parte, notó la atmósfera cargada y la mirada intensa de su abuelo.
—¿Qué está pasando aquí? —preguntó Oliver, notando la incomodidad en el ambiente.
Victoria, sin saber cómo explicar la situación sin revelar demasiado,