Victoria, sorprendida por el beso repentino, se separó de César con los ojos muy abiertos. La atmósfera entre ellos quedó cargada de tensión y sorpresa. César, por su parte, miraba a Victoria con una mezcla de esperanza y nerviosismo.
—Lo siento, Victoria, no debería haber hecho eso. No sé qué me pasó. —César se disculpó, sintiéndose un tanto avergonzado.
Victoria se tomó un momento para procesar lo que acababa de suceder. Aunque el beso la había tomado por sorpresa, no podía negar que había sentido algo especial en ese contacto.
Sin embargo, también era consciente de la complejidad de sus propios sentimientos.
—César, yo… —Victoria comenzó a decir, pero sus palabras se quedaron suspendidas en el aire. No sabía cómo expresar lo que estaba sintiendo en ese momento.
César, sintiendo la incomodidad de Victoria, decidió hablar.
—Lo siento, no debería haber asumido nada. Entiendo que las cosas son complicadas entre nosotros. Solo necesitaba saber si aún había algo, si podía tener alguna es