Capítulo 52 – Entre Deudas y Sentimientos
—Exactamente, no existen sentimientos entre nosotros. ¿Acaso no estabas discutiendo por eso hace un momento? —preguntó con frialdad, sin mostrar emoción alguna.
Aurora bajó la cabeza y luego comenzó a llorar silenciosamente.
—Entonces… ¿por qué me besaste…? —sollozó, y él rió, desconcertado.
—Debes haber robado realmente mis medicinas. No lo hagas de nuevo o te vas a perjudicar —la advirtió.
Sus piernas flaquearon, y él la sostuvo antes de que cayera.
—Aurora… —susurró, con la voz quebrándose.
Se acercó y, sin saber exactamente qué hacer, la condujo de nuevo a la cama. La acostó con cuidado, sus ojos atentos a cada detalle de ella.
Ella cerró los ojos, finalmente entregándose al sueño.
Él la arropó aún más mientras ella temblaba de frío, con los dientes castañeando. Se dirigió hacia la puerta, pero de repente dudó. La miró, apretó los puños y cerró los ojos, desaprobando su propia acción en ese momento.
Entonces, tomó el secador, lo encendió